miércoles, 29 de julio de 2009

Pensándolo bien

Siempre que veo a uno de los colaboradores de este blog, me siento un poco más cínica. Eso es porque dicho personaje, de cierta forma, me hace ver lo mejor pero también lo peor de todo. Ayer lo ví y me regañó y me dijo " de cosas" porque no escribo y que por mi culpa este blog no avanza. La realidad es que el tema #1 es ambiguo para mi. Me disculpo por la tardanza.
En términos laborales, no hay desesperanza, no hay ilusiones rotas, todo lo contrario. En términos individuales, claro. Me encuentro bastante satisfecha con el maravilloso desempeño que he tenido ( ¿ por qué no decirlo si es cierto?) y me he visto a mi misma en situaciones que no esperaba tener. Principalmente, porque voy apenas empezaré a cursar el segundo semestre de la carrera. Suave. Chingón.
Sin embargo, la desesperanza aparece todos los días, al cuestionar y al darme cuenta que las realidades no corresponden a las dimensiones adecuadas y que siempre se pospone la verdadera agenda nacional.
Aparece cuando veo a mis amigos no conseguir dinero para un proyecto suave, cuando veo a mi pequeña hermana con un futuro poco alentador en diferentes términos, cuando mi hermano me habla pedisimo a las 4 de la mañana desde Belize y tiene temor de regresar a México por no tener la certeza de un trabajo. Las ilusiones rotas se adhieren al verme incompleta a hablar con alguien que me gusta, al pensar ( muy equivocadamente) que nunca me volveré a enamorar. Abrir el periódico y ver como algunos se enriquecen a costa de unos muchos.

No sé cómo terminar este post y ahi hay otra desesperanza. Tal vez no tengo futuro en la escritura. Ja.

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